lunes, 19 de enero de 2009

El Referendo Implícito...

Todo cambio implica una visión, una estrategia que implemente esa visión y seres humanos capaces de hacerla carne, proceso, es decir, seres humanos "nuevos". Bolivia tiene hoy en su cabeza una visión de cambio y la Nueva Constitución es esa estrategia que la implementa. Obvio que se pueden cuestionar, enriquecer, no todos sus acentos son necesariamente fórmulas mágicas e inapelables. El problema es que «no hay con quién». Hay, desde luego, un cierto número de mujeres y hombres "nuevos", capaces y comprometidos a fondo con el cambio, pero son pedazos muy pequeños de tejido sano que por más que quieran crecer y multiplicarse tienen que sobrevivir en medio de tejidos tan contaminados por lo viejo y muerto que hacen que su deseo de extender lo nuevo sea poco menos que imposible.

Fernando Cardenal, conocido jesuita que participó íntimamente en el desarrollo y el "triunfo" de la revolución Nicaragüense, hace el siguiente análisis después de que los sandinistas perdieron el poder:

A nuestro alrededor hemos visto muchos "proyectos de desarrollo" que consideramos incompletos y truncados, en el sentido de que no alcanzaron su máximo impacto o alcanzaron muy poco. En otros casos, fracasaron o las cosas quedaron incluso peor que antes. Después de una breve investigación de 17 proyectos en Nicaragua, de información obtenida sobre otros proyectos y de la reflexión sobre trabajos similares llevados a cabo en América Latina, África y Asia, se comprueba que los éxitos son muchas veces limitados y que el impacto no siempre está en relación con el dinero invertido.

Un ejemplo claro de este "fracaso" es la Reforma Agraria del gobierno sandinista, que fue un éxito porque repartió a los campesinos nicaragüenses millones de hectáreas de tierra, pero que como proyecto de desarrollo económico fue un fracaso. Se dieron tierras, financiamiento, capacitación, maquinarias, semillas, fertilizantes, comercialización, etc. Tuvieron los campesinos casi todo, menos los elementos que los hicieran crecer a ellos mismos, sujetos del desarrollo, como personas. Faltó lo básico. ¿En qué consiste lo básico? Lo echamos de menos palpablemente en el contacto con los campesinos que fueron beneficiados con la Reforma Agraria. Poseen las mejores tierras de cada región, pero se están muriendo de hambre. Además de que el gobierno actual les niega los créditos, no tienen la suficiente iniciativa y organización para salir adelante. En otros casos, nos encontramos con campesinos que recibieron tierras de la Reforma Agraria, y aunque mantienen el nombre de "cooperativa", siguen sintiéndose productores individuales, cada uno siembra en "su" parte de la tierra y no desean trabajar colectivamente. Con la tierra recibieron muchas cosas materiales para la producción, pero ellos mismos no pasaron por el proceso humano de ir convirtiéndose en productores organizados en una colectividad. Pensar en ellos como una cooperativa de producción es engañarse. El mundo interior del humano no cambia sólo porque nosotros lo deseemos. El desarrollo humano es un proceso lento, como todo complejo proceso de la vida.

A las puertas del referendo que en medio de las tensiones y polarizaciones de la coyuntura inmediata no dejan más espacio que para empujar el carro con el «si», o intentar frenarlo con el «no», estas consideraciones resultan siendo poco menos que insubstanciales, sin embargo, el referendo implícito que definirá en serio el futuro de Bolivia es el que impone la opción entre el no de esos "muchos proyectos de desarrollo incompletos y truncados", y el si de un real proceso de Desarrollo Humano, lento y complejo.

Y sigue Fernando Cardenal:

Uno de nuestros primeros proyectos lo realizamos con un grupo de mujeres. Comenzamos alfabetizándolas y poco a poco pudieron ir superando su desconfianza en ellas mismas y en su capacidad de producir eficazmente. Después de todos los estudios necesarios, decidieron que trabajarían en una granja de crianza de cerdos. Recibieron capacitación: desde albañilería para que ellas mismas construyeran el cobertizo de los cerdos, hasta cuidado de la salud de estos animales. Todo iba bien. Crecieron y engordaron los cerditos y los vendieron bien. Y comenzó a aumentar no sólo la confianza de las mujeres en ellas mismas sino también su ingreso económico. Pero un buen día hubo un pleito entre ellas; no se encontraba solución y unas pocas tomaron la parte de los cer dos que les correspondía y se separaron del grupo. Porque faltó capacidad humana de diálogo, reconocimiento de los errores cometidos, solidaridad y dominio de las pasiones, un grupo renunció a su futuro de desarrollo. Si no logramos que a través de un proceso educativo los sujetos de nuestro desarrollo económico vayan aumentando los niveles de madurez, responsabilidad, espíritu de trabajo y disciplina, solidaridad, crítica y autocrítica, confianza en ellos mismos, si no logramos que vayan logrando valorar correctamente y modificando sus conductas con relación a la dimensión y el rol de la mujer, al medio ambiente, a la sexualidad, al alcoholismo, etc., el impacto de nuestro proceso en el desarrollo humano será incompleto y la mayor parte de las veces casi inútil, quedando al final del proyecto de desarrollo más o menos en la misma situación en la que estaban al comienzo, luchando sólo para sobrevivir. Cualquier intento de desarrollo que no entre al mundo de los valores, a ese mundo interior del ser humano en donde surgen los hábitos, las actitudes, la concepción sobre el mundo que nos rodea, los patrones de conducta, nuestro comportamiento entero, sería exactamente como querer levantar un edificio sin poner antes los cimientos.

¿Será posible que la visión de cambio que orienta hoy el destino de Bolivia y su estrategia propuesta en la Nueva Constitución logre entrar al mundo de los valores, a ese mundo interior del ser humano en donde surgen los hábitos, las actitudes, la concepción sobre el mundo que nos rodea, los patrones de conducta, nuestro comportamiento entero? ¿O será sólo el esfuerzo vano de de levantar un edificio sin poner antes los cimientos?

Ésa es la pregunta implícita, el verdadero Referendo.

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