lunes, 2 de febrero de 2009

No hay con quién...

Es un hecho, el problema es que no hay con quién.

Hay instrumentos que buscan implementar y llevar a la práctica el deseo de cambio, instrumentos que, desde luego, se pueden cuestionar también, no son Palabra de Dios. El Plan Nacional de Desarrollo, la Nueva Constitución reciente y democráticamente aprobada… Pero más allá de los posibles límites de esos instrumentos, el asunto es que la llamada a ponerlos en práctica es la burocracia masista. Y por ahí casi habría que decir «apague y vámonos». ¿Un ejemplo?: Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) con Santos Ramírez a la cabeza. ¿Puede alguien creer que todos los «Santos Ramírez» que ocupan y ocuparán altos cargos en las instituciones «recuperadas con sangre» y ahora estatales van a actuar de manera distinta a como lo hizo Santos Ramírez? No hay con quién. Desde luego hay personas honestas, comprometidas con el cambio, capaces humana y profesionalmente, lúcidas y críticas en sentido constructivo, pero la avalancha burocrática masista con todos los vicios de todas las burocracias anteriores potenciados muchas veces por su incapacidad profesional, se las traga. Son golondrinas que por sí mismas no podrán hacer verano. Es muy fácil desde aquí, claro, mirar hacia el pasado y añorar las cebollas del Egipto del cual se quiere salir, de hecho es lo más fácil. La única ventaja de ese pasado es que en él la corrupción era un plato que se «comía callando». El cambio en Bolivia con Evo a la cabeza ha dado un paso gigantesco, es verdad, pero de aquí en adelante con ese impulso inicial hay que tejer lo nuevo, no basta con ponerle a la ropa vieja otra etiqueta porque no por eso va a ser nueva. El vino nuevo no se puede echar en odres viejos porque se rompen y se desperdicia el vino. Hay algo de vino nuevo, pero ¿dónde están esos odres nuevos, esas estructuras, que le permitan a ese vino defenderse de lo viejo y esparcir sus virtudes? El reto es grande y hay que ir pensando seriamente en él: No podemos resolver problemas utilizando la misma manera de pensar que utilizamos cuando los creamos (Albert Einstein). Al cambio no se va sino cambiando. Es en serio.

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